GENERALIDADES


Cabe distinguir dos tipos de emisiones hispanas en alfabeto latino:


Cecas de
la Hispania ULTERIOR
, de carácter indigenista, que pese a ser coetáneas y próximas a otras que usaron alfabeto púnico o ibérico del sur, acuñan exclusivamente en latín. Destacan Corduba, Carmo, Carteia, Acinipo y Laelia. Se subdividen en las siguientes zonas geográficas:
 


 

Valle alto y medio del Guadalquivir y Genil: zona minera y de rica agricultura. Empiezan a emitir sobre el 160 a.C., y muy pocas llegan al siglo I a.C. Los divisores fueron poco frecuentes. Alguna tipología se toma prestada de cecas ibéricas.

Bajo Guadalquivir y Corbones oriental hasta el Tinto: zona fértil y punto de salida del mineral onubense, en contacto con la zona de influencia púnica y romanizada muy pronto. Acuñó frecuentes divisores. Carmo, la ceca fuerte, influirá en otros talleres. Acuñaciones prolongadas en el tiempo, pero con sistemas metrológicos entremezclados.

Zona portuguesa: zona de poblamiento disperso con pocas acuñaciones. Dentro de la zona de influencia económica gaditana. Uso común del plomo para acuñar.

Sierras de Cádiz y Málaga hasta la costa: territorio de cecas dispersas. En esta zona coexisten con cecas libiofenicias. Salvo Carteia, fueron emisiones cortas de piezas pequeñas.


Cecas HISPANOROMANAS
propiamente, de edad posterior, tanto en la provincia Citerior como la Ulterior, con tipología, metrología y leyenda romana y no hispánica. Fueron tanto emisiones militares sin ceca adscrita, como cívicas o provinciales, que se hicieron por voluntad del senado de las colonias y municipios. Los otros tipos de ciudades (peregrinas y federadas) acuñaron en menor cantidad. Destacan Caesaraugusta, Cartago Nova, Colonia Patricia, Emerita Augusta y Tarraco.
 


 

Cecas que acuñan inicialmente en otro alfabeto siguieron emitiendo con el topónimo romanizado, como cecas provinciales. En estos casos se ha optado por separar etapas cuando el cambio de tipo ha sido grande, como en Arse/Saguntum, Kelse/Celsa o Corduba/Colonia Patricia.

De Augusto en adelante los talleres hispanos aminoran su producción. En el
27 a.C. Hispania se divide en tres provincias, la Tarraconense, la Lusitania y la Bética. Posteriormente, sus límites se modificaron en beneficio de la primera. El cierre de las cecas peninsulares tuvo lugar sobre el año 40 d.C., pasando el circulante a ser moneda de procedencia itálica, salvo en contadas excepciones.

Por último, un grupo aparte lo forman emisiones alusivas a HISPANIA pero no realizadas en cecas hispánicas. Abarcan desde la época republicana hasta la altoimperial. A veces conmemoran hechos militares, siendo las más conocidas las del emperador Adriano.

Se ha añadido una breve reseña histórica para cada contexto, la cual no pretende ser exhaustiva, pues no es el objetivo de este trabajo y además existen recursos en la red más adecuados y completos. El hecho que se pretende destacar es ante todo de carácter numismático. En este sentido, quiero agradecer al "Cercle Filatèlic i Numismàtic de Barcelona" el apoyo prestado y la consulta de su importante fondo documental.

En la descripción de cada moneda, además del contenido del anverso y reverso, se indica, cuando ha sido posible, su datación, el peso y diámetro medios del tipo a que pertenece (no de la moneda en concreto), y su referencia según el catálogo de VILLARONGA, L. "Corpvs Nvmmvm Hispaniae Ante Avgvsti Aetatem" (Madrid, 1994), indicando el nº de página en el mismo.

En su defecto, caso de no encontrarse en dicho catálogo, se ha usado el de ALVAREZ BURGOS, F. "La moneda hispánica desde sus orígenes hasta el siglo V" (Madrid, 1987), indicando su datación, peso y referencia.

         
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ANTECEDENTES

En el año 195 a.C. Catón, ejerciendo su mando sobre la totalidad de Hispania, dió por concluida la sublevación de reyezuelos y etnias de Hispania, e implantó la división en dos amplias provincias, la Ulterior y la Citerior, con el criterio de separar ambientes culturales distintos.

La presencia romana contribuyó a una homogeneización de todos los substratos étnicos existentes, especialmente en la Ulterior. También favoreció la disgregación del mundo indígena en centros suficientes para organizarse por sí mismos, pero evitando que entre sí mantuvieran lazos políticos, más allá de los meramente económicos. Ello explica en parte que cada ceca utilizase motivos y tipologías propias.

El uso de la plata, al contrario que en la Citerior, se reservó para el numerario romano, que circulaba profusamente. Al quedar la provincia Ulterior pacificada antes, al contrario que la Celtiberia, tampoco hubo necesidad de grandes emisiones de metal precioso para pagar soldadas, por lo que las emisiones se limitaron al bronce. Estudio aparte han merecido las piezas de plomo monetiformes, que pueden considerarse monedas cuando utilizan tipos similares a las series oficiales de algunas cecas. Debieron ocupar un papel sucedáneo.

La presencia continuada de tropas durante los siglos II y I a.C., junto con el importante flujo de emigrantes itálicos desde mediados del siglo II a.C., favorecieron la incorporación de las áreas más desarrolladas a la cultura romana. El proceso se aceleró a partir de César. En las áreas más fértiles se fundaron un mínimo de 21 colonias con veteranos de las legiones y población plebeya de Roma. Asimismo fueron otorgados 18 estatutos de municipio a núcleos de población indígena con un grado de romanización elevado.